La
cordura parece atormentase de tanta locura, salpicada de pinturas de todos
colores, cada mancha pretende ser una verdad absoluta, cada intento por
encontrar una razón es en sí misma una razón que refuta el móvil. En la
profundidad del ser, donde alguien puede decir que está la verdad, habita la locura
más grande, la que da sentido a la máquina.
Flores
rosas para vos, bombones de todos tamaños, es todo lo que tengo para darte, es
todo lo que encuentro que puede gustarte, es la más horrible historia de amor,
esa que nadie quiere contarte, esa en la que ella es tan hermosa, que ni siquiera
vale la pena indagar, él es el más exitoso, es mejor, él no es un cobarde.
Antes de
ver lo sereno, aparece un tormento, difícil que se calme, pretendiendo ocultar
lo cierto, derramar sobre el papel toda la tinta negra que confunde la letra
impresa, el tormento es siniestro, es despiadadamente consciente, su objetivo
es la cosa más clara que existe, es la ley natural, es el desorden que gobierna
el universo.
En algún
lugar viven ellos, son los hijos nuestros, que apenas conocen lo nuestro, están
pensado en ellos, como nadie nunca pudo pensar, están en contacto entre ellos,
se pretenden conectar, están buscando caminos, esos que nosotros no pudimos
encontrar.
Cada
mañana es distinta, cada día aprendizaje, cada ser tan importante, no podrías
ni imaginar el paisaje, no con tanta
basura que consumes en tus envases, no con tantos prejuicios que guardas en ese
equipaje.
Antes de
ver el ocaso, ellos ya fueron capaces de saber que es importante, se pusieron
de acuerdo, fueron procaces.
Viven
cantado a la luna, contemplando el paisaje, viven sintiendo la suavidad de
nubes, la fresca brisa, viven la viva sabiendo que mueren y sin embargo,
coraje.