lunes, 30 de junio de 2014

Relatos

La cordura parece atormentase de tanta locura, salpicada de pinturas de todos colores, cada mancha pretende ser una verdad absoluta, cada intento por encontrar una razón es en sí misma una razón que refuta el móvil. En la profundidad del ser, donde alguien puede decir que está la verdad, habita la locura más grande, la que da sentido a la máquina.

Flores rosas para vos, bombones de todos tamaños, es todo lo que tengo para darte, es todo lo que encuentro que puede gustarte, es la más horrible historia de amor, esa que nadie quiere contarte, esa en la que ella es tan hermosa, que ni siquiera vale la pena indagar, él es el más exitoso, es mejor, él no es un cobarde.

Antes de ver lo sereno, aparece un tormento, difícil que se calme, pretendiendo ocultar lo cierto, derramar sobre el papel toda la tinta negra que confunde la letra impresa, el tormento es siniestro, es despiadadamente consciente, su objetivo es la cosa más clara que existe, es la ley natural, es el desorden que gobierna el universo.

En algún lugar viven ellos, son los hijos nuestros, que apenas conocen lo nuestro, están pensado en ellos, como nadie nunca pudo pensar, están en contacto entre ellos, se pretenden conectar, están buscando caminos, esos que nosotros no pudimos encontrar.

Cada mañana es distinta, cada día aprendizaje, cada ser tan importante, no podrías ni imaginar  el paisaje, no con tanta basura que consumes en tus envases, no con tantos prejuicios que guardas en ese equipaje.

Antes de ver el ocaso, ellos ya fueron capaces de saber que es importante, se pusieron de acuerdo, fueron procaces.


Viven cantado a la luna, contemplando el paisaje, viven sintiendo la suavidad de nubes, la fresca brisa, viven la viva sabiendo que mueren y sin embargo, coraje.

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